Situada en la provincia de Tarragona, a unos 20 kilómetros al oeste del Mediterráneo, la localidad de Valls es una joya catalana conocida por sus tradiciones milenarias y su importancia gastronómica. Con una población de unos 25.000 habitantes, Valls es la cuna de dos elementos emblemáticos de la cultura catalana: los calçots (cebollas dulces asadas) y los castells (torres humanas). Su ambiente mezcla historia, celebraciones festivas y paisajes naturales, lo que la convierte en un destino ideal para quienes quieran descubrir la esencia misma de Cataluña.
La cuna de los castells
Valls es reconocida internacionalmente como la cuna de los castells, las impresionantes torres humanas que simbolizan la solidaridad y la fuerza colectiva. Durante más de dos siglos, la ciudad ha sido el centro de esta tradición catalana, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 2010. Los castells consisten en torres de varios pisos formadas por hombres, mujeres y niños, que se ayudan mutuamente para alcanzar alturas vertiginosas. No es solo una demostración de destreza física, sino también del espíritu de comunidad y cooperación que caracteriza a la cultura catalana.
En Valls se encuentran dos de los grupos de castellers más famosos: la Colla Vella dels Xiquets de Valls y la Colla Joves Xiquets de Valls. Estos dos equipos rivales se enfrentan regularmente en competiciones castelleras, en fiestas locales y en encuentros dedicados. Sus actuaciones culminan en la Festa Major de Sant Joan, en junio, cuando miles de personas se reúnen para ver estas espectaculares actuaciones. Locales y visitantes participan activamente en esta celebración, en la que el esfuerzo colectivo y la ayuda mutua son el centro del evento.
Valls también ofrece la posibilidad de descubrir esta tradición durante todo el año a través de demostraciones públicas. Además, el Museu Casteller de Catalunya, que abrirá sus puertas en 2020, ofrece una inmersión en la historia y el significado de los castells. Este moderno museo combina exposiciones interactivas, vídeos y artefactos históricos, permitiendo a los visitantes comprender mejor la complejidad de esta práctica cultural, al tiempo que sienten la emoción y el orgullo que rodean a cada torre humana. Es una visita obligada para todo aquel que desee conocer en profundidad la importancia de los castells en Valls.
La calçotada: una fiesta gastronómica que no hay que perderse
Valls también es famoso por sus calçots, cebollas dulces asadas al fuego de leña, que son el centro de la calçotada, una fiesta gastronómica típica de la región. Los calçots son una variedad local de cebolla dulce, especialmente apreciada por su sabor suave y ligeramente dulce. Cultivados en los alrededores de Valls, se cosechan en invierno, de noviembre a abril, cuando la calçotada se convierte en una tradición popular.
La calçotada es mucho más que una simple comida; es una auténtica experiencia cultural que reúne a familias, amigos y visitantes en torno a una gran mesa. Los calçots se asan sobre brasas y luego se sirven en tejas de terracota para mantenerlos calientes. Suelen comerse con una salsa romesco a base de tomate, almendras, avellanas, ajo y aceite de oliva, que realza su sabor a la perfección. Comer calçots es todo un arte: se pelan a mano, se mojan en la salsa y se comen con los brazos en alto para no mancharse. La comida continúa con carnes a la brasa, judías blancas, pan y vino de la tierra.
Cada mes de enero, Valls organiza la Gran Festa de la Calçotada, un gran acontecimiento que atrae a miles de gourmets de toda Cataluña y de fuera de ella. Durante esta fiesta, la ciudad se convierte en el centro neurálgico de los calçots, con concursos de cocina, degustación e incluso pelado del calçot más largo. Las calles se animan con espectáculos callejeros, demostraciones de cocina y mercados locales, creando un ambiente festivo y acogedor. La calçotada no es sólo una celebración gastronómica, sino también un homenaje a la tierra y a los agricultores que perpetúan esta tradición agrícola.
La calçotada es un ritual ineludible para la gente de Valls, y encarna a la perfección la filosofía catalana de compartir y disfrutar de la comida. Para los visitantes, participar en una calçotada es una forma única de descubrir la cultura local y disfrutar de productos frescos y tradicionales.
Patrimonio histórico y natural
Valls es famosa por sus castells y calçots, pero también es una ciudad con un rico patrimonio histórico y natural. Fundada en la Edad Media, sus vestigios atestiguan su importancia a lo largo de los siglos. Un paseo por el centro histórico de Valls revela una mezcla de arquitectura gótica, barroca y moderna que cuenta la historia de la evolución de la ciudad.
Uno de los monumentos más emblemáticos de Valls es la iglesia de San Juan, construida entre los siglos XVI y XVIII. Este imponente edificio del gótico tardío se reconoce por su campanario, uno de los más altos de Cataluña, que ofrece unas vistas panorámicas excepcionales de la ciudad y el paisaje circundante. En su interior se pueden admirar obras de arte religioso, así como una cripta dedicada a los santos locales. La iglesia es un lugar central para las fiestas y celebraciones religiosas de la ciudad, lo que refuerza su papel como centro espiritual y social.
Valls alberga también numerosos edificios históricos, como la antigua prisión medieval, hoy convertida en centro cultural, y la plaza del Blat, emblemática plaza donde se celebran numerosos actos, entre ellos los famosos concursos de castells. La ciudad ha sabido conservar su carácter auténtico a la vez que se ha adaptado a los avances modernos, con infraestructuras culturales y turísticas que dan la bienvenida a los visitantes curiosos por descubrir su rico pasado.
Además de su patrimonio construido, Valls está rodeado de paisajes naturales que merece la pena explorar. Las colinas de los alrededores ofrecen rutas de senderismo ideales para los amantes de la naturaleza, con vistas a la fértil llanura del Camp de Tarragona. Estos paseos también brindan la oportunidad de descubrir los viñedos que producen los vinos de la D.O. Tarragona, otro orgullo de la región. Valls y sus alrededores son, por tanto, ideales para los visitantes que deseen combinar descubrimientos culturales con paseos al aire libre.
Los mercados locales de Valls, especialmente el de la Plaça del Pati, son otro aspecto imprescindible de la vida de la ciudad. Este mercado es el lugar ideal para degustar productos locales, desde calçots hasta vinos, quesos y embutidos tradicionales. Este lugar de encuentro es un testimonio vivo de la relación entre los lugareños y su tierra, donde se puede apreciar la diversidad y calidad de los productos de la región.
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